lunes, 25 de marzo de 2013

JUSTICIA

Hoy asesiné a una humano cerca al cubículo de mi ratonera. Regresaba de comer un poco de las sobras que botaban en la basura, evitando a toda costa el contacto con el jabón Nivea y "shampu" HS. Eran aproximadamente las 8 y 15 de la noche. Me encontraba en el baño y la primera impresión que tuve al mirar a la humano fue algo similar al espanto. Muchas veces había asustado a histéricas mujeres y tímidos chibolos , sin embargo la experiencia de hoy fue diametralmente opuesta. El cabro, que salía desnudo de la ducha, tenía una sonrisa muy prominente, demasiado para asemejarse a un patético flete de parque. Sin embargo, más abajo, le colgaba algo parecido a un muñón. En realidad la tenía deforme, amputada, fue horrible. Aún así, asustado, decidí asesinarla. Me trepé por su pierna izquierda, clavé profundamente mis dientes en el pájaro y tras 10 minutos de terrible combate fui observando como iba desangrándose y desvaneciéndose la vida del humano. Antes de su último suspiro empecé a experimentar un poco de lástima. 

Mis dientes quedaron ensangrentados. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario